Quizás al leer este titulo, pensaste en él o en ella y sonreíste al recordar cómo esa persona llegó a tu vida y convirtió tus días en una dramaturgia y en la persona del presente que llena tus noches de pasión. Glorificar el dolor es lo que te ha llevado a tan tremenda confusión: el amor de tu vida y tu alma gemela no son la misma persona. Por eso siempre tendrás a una persona imposible de olvidar así tenga a otra en su lugar a quién ames más.
Los budistas siempre han predicado que quien te paraliza o acelera el corazón, quien te pone a temblar de pies a cabeza, quien debilita tus venas y sentidos, no es para nada tu amor eterno. El amor es, Ése es quien no te propicia agitación, ansiedad o miedo, mucho menos dolor, incertidumbre o tristeza. Tu alma gemela puede llegar de muchos lugares, en ciertas formas y en diferentes intensidades, como dicen sacudiendo el alma, pero aquella persona en quien te reflejas y viceversa, sólo puede ser la que arriba a tu vida en paz, con ternura, paciencia y la única intención de amar.
Las diferencias entre todas las parejas que tendrás o haz tenido a lo largo de tu vida no se reducen a lo que les gusta, lo que anhelan o lo que te aportan, sino a la conexión, más allá de lo terrenal. Con todas se tiene una conexión, quizás distinta, pero conexión al fin.
Para muchas parejas "sufrir por amor" es completamente aceptable y hasta habitual; es verdad, la miel se termina y la perfección se disipa con el paso del tiempo en cualquier relación, pero eso no significa que el dolor, la indiferencia y la violencia deban aparecer (por lo menos no cuando se trata del amor de tu vida). Tu amor verdadero te inspirará a ser una mejor persona, pero tu alma gemela te romperá el corazón para que te conviertas en alguien mejor. Cuando encuentres con quien pasar el resto de tu vida aprenderás que esa persona es quien impide que la realidad te sofoque; en cambio, tu alma gemela es quien en algún momento sentirás que te ahoga y por ello en algún punto te verás en la necesidad de escapar de ella. Sin embargo el alma gemela también nos hace vivir momentos intensos cosas que nos hace pensar que pueden o pudieron ser el amor de tu vida.
La compatibilidad y conexión entre uno y otro también son muy diferentes. Mientras aquella persona que te lleva a reaccionar como ninguna otra, también te hace sufrir como jamás lo imaginaste, el amor de tu vida jamás permitirá y mucho menos provocará que padezcas. Tu alma gemela se cruzará en tu camino para en primer lugar alejarte de la soledad, para ayudarte a conocerte más y mejor a ti mismo y empujarte a crecer como ser humano, en todos los sentidos. Esa persona es tu espejo y tú eres el suyo; lo que amas en el otro es lo que admiras en ti y lo que no soportas del mismo es lo que odias de ti. Por ello, la relación con tu alma gemela tiene una fecha de caducidad; nadie soporta tanta verdad, nadie se siente cómodo al mirar todos sus defectos en un espejo.
El amor, la pasión y atracción entre almas gemelas es radical, así como su final. Esa persona con quien compartes tantos pensamientos, gustos e intereses no es con quien encontrarás el lazo perpetuo, pero si es quien te llevará hacia los brazos del amor de tu vida. En ese hombre o esa mujer descubrirás que quien te ama no te deja ir para comprobar si fuiste suyo.
Es obvio que entre tu amor y tú habrá discusiones, desacuerdos y malentendidos, pero nada trascenderá más allá de la intención de conocerse y comprenderse entre ambos para mejorar juntos. Con tu alma gemela pasarás momentos inolvidables, tal vez vivirás experiencias que jamás experimentarás con el amor de tu vida; pero nunca serán capaces de compartir los momentos más importantes para ambos sin sentirse presionados, ansiosos, juzgados, asfixiados o, por el contrario, ignorados o abandonados. El amor de tu vida será tan honesto, transparente y real, que no necesitarás de nada más que de su presencia para sentirte en paz, pleno y rodeado de una calidez recíproca, sin olvidar la pasión que de ese amor nacerá.
Por eso quizás recordarás y pensarás que porque no están juntos ahora, pero también recordarás que su pasión y afinidad era tan grande como sus problemas.
L. González
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